El paso del tiempo se plasma en todos los aspectos de nuestra vida, y uno al que cada vez dotamos de mayor importancia es en el aspecto de nuestra piel. Cuando una persona observa cambios en su piel provocados por el paso del tiempo y quiere comenzar o mejorar una rutina de belleza no solo acude en busca de comercios o establecimientos que le ofrezcan una simple venta de un producto, buscan a alguien que comprenda sus necesidades y les asesore de manera correcta, amable y eficaz.
Por ello, te dejamos algunos consejos para aconsejar de la mejor manera posible a tus clientes, ya que beneficiará a ambas partes: en primer lugar, al cliente, que busca una compra que le resulte segura y en la que tenga confianza y, en segundo lugar, a nosotros como vendedores y buenos profesionales.
Sigue leyendo y ofrece una experiencia satisfactoria tanto para los clientes como para ti.
En primer lugar es necesario que ambas partes seamos conscientes de que hay aspectos del envejecimiento que son evitables y otros que no.
El cuidar nuestra piel no va a hacer que regresemos a la adolescencia pero sí que va a tener un impacto positivo en su aspecto y salud.
Normalmente, los signos del envejecimiento comienzan a observarse a partir de los 30-40 años, si bien es cierto que cada vez más jóvenes buscan asesoramiento, a la vez que existen personas más mayores que por X razones no han cuidado hasta ahora de su piel y han decidido que es el momento de hacerlo.
Nosotros debemos de estar presentes en el sentido de poder aconsejar a cada cliente, y para ello observar de la manera más meticulosa posible sus necesidades, por ello es importante iniciar una conversación de la que realmente podamos obtener datos para aconsejar bien a nuestro cliente.
¿Cómo hacemos esto?
1. Muestra interés real y curiosidad a tu cliente
Demuéstrale que no tienes prisa por venderle cualquier producto y que no se sienta satisfecho. Hazle preguntas que te permitan conocer sus necesidades, como:
¿Cuáles son los aspectos que le gustaría mejorar de su piel( pérdida de firmeza, falta de luminosidad, arrugas, manchas, pérdida de hidratación,etc..)
¿Qué texturas le gustan?
¿ De cuánto tiempo dispone para realizar su rutina de belleza diaria?
Este tipo de preguntas nos acercarán a saber qué busca nuestro cliente.
2. Practica la asertividad
Mediante tus preguntas debes buscar entender la perspectiva del cliente.
Por ello evita realizar preguntas que empiecen con la partícula ¿Por qué?, como : “¿Por qué no utilizas crema hidratante?”, pues son preguntas que pueden resultar incómodas o agresivas para la persona.
Formula tus preguntas con un tono amigable. Un ejemplo sería : “ coméntame cómo realizas tu rutina” o “¿qué encuentras desagradable en el contorno de ojos?
3. Sé empático y consciente
Mantente presente en la conversación y no juzgues a la persona.
Escucha para entender y comprender y no para cuestionar o calificar.
Tampoco debemos de excedernos en contentar simplemente al cliente diciéndole todo lo que quiere escuchar.
Si una persona nos está explicando que se ve más mayor o con un aspecto más envejecido no debemos invalidar sus sentimientos diciéndole que está fantástico, sino preguntarle desde cuando empezó a notar esos cambios y en qué aspectos concretos lo ha notado. Así podremos ayudarle realmente.
4. Memoriza las palabras clave de su consulta y resume lo que te ha explicado
Es importante que cuando el cliente termine de expresar sus inquietudes, recapitulemos lo que nos ha explicado para que realmente podamos ofrecerle una solución adecuada y para que se sienta realmente escuchado y observe que te has enterado y preocupado de sus necesidades.
Si demuestras respeto y confianza a tu cliente, lo agradecerá más de lo que crees.
5. Ofrece expectativas realistas
No debemos adornar ni exagerar las cosas.
Si nuestro cliente, por ejemplo, está buscando disminuir la flacidez de su piel, debemos guiarle y explicarle como funcionan ciertos activos como el retinol y ofrecerle productos que lo contengan. Asimismo, es importante que le hagamos consciente de que la constancia es clave en el cuidado de la piel y que los resultados son variables en el tiempo de una persona a otra.
6. Ofrécele consejos sobre una rutina de cuidado de la piel
Limpiar, proteger la piel del sol e hidratarla son pasos básicos para que una rutina de belleza funcione.
Si, por ejemplo, nuestro cliente es una persona que no suele limpiar su piel o utilizar protección solar a diario es importante que le expliquemos que si quiere mejorar el aspecto de su piel, estos tres pasos son innegociables y debería centrarse en ellos, para continuar con productos más específicos. No sería racional intentar vender a un cliente una crema con un alto contenido en Retinol y un elevado precio si ni siquiera limpia o hidrata su piel y no ha utilizado nunca este activo.
Podemos indicarle amablemente que la exposición al sol es uno de los mayores causantes del envejecimiento cutáneo, ofreciéndole una crema que hidrate su piel y además posea protección solar de, al menos SPF15.
Asimismo, infórmale sobre los activos más eficaces a la hora de combatir el envejecimiento, como el ácido glicólico, los péptidos o el retinol.
Esperamos que con estos consejos ofrezcas una experiencia satisfactoria y respetuosa tanto para el cliente como para ti. Ambas partes lo agradeceréis y disfrutareis de mejorar la salud y el aspecto de la piel, cumpliendo con unas acciones más gratificantes y generosas.